Lo que sabemos de la futura PAC

Lo que sabemos de la futura PAC

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Una de las iniciativas más importantes y antiguas de la Unión Europea, la famosa PAC o Política Agraria Común, ha atravesado numerosas modificaciones desde su creación en 1962 como una forma de impulsar la agricultura y ganadería tras los estragos causados por la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, 65 años después, la PAC se sigue sustentando en los dos pilares fundamentales que le dieron origen: las subvenciones y ayudas a la producción del sector y el asesoramiento a los profesionales del campo.

Sin embargo, los retos de antaño poco o nada tienen que ver con los actuales: volatilidad de los precios debido a factores macroeconómicos o tensiones geopolíticas, nuevos acuerdos internacionales entre la UE y otros bloques económicos o el cambio climático, son algunos de los principales desafíos que aguardan al sector. Para hacer frente a esta realidad la PAC se ha venido actualizando con numerosas normativas, como las aprobadas en 2013, pero este nuevo proceso de modernización que propone la UE va mucho más allá de puntuales cambios legislativos o políticas aisladas.

La futura reforma de la PAC, cuya elaboración ya está en marcha, se fraguará en una primera propuesta legislativa en 2018. Para conseguir ese borrador legislativo, la Unión Europea está implicando no solo a las administraciones públicas de los socios comunitarios a través de reuniones al más alto nivel, sino a los propios agricultores y ganaderos, a los que anima a participar en una ambiciosa encuesta que “tendrá influencia directa” en la toma de decisiones, según ha confirmado recientemente el comisario de Agricultura y Desarrollo Europeo, Phil Hogan.

Los resultados de esta encuesta, compuesta por 32 preguntas divididas en cuatro apartados, se conocerán en julio y determinarán qué es lo que preocupa a los agricultores europeos, qué necesidades y problemas detectan en la actual PAC y cómo plantean mejorar un sistema de asesoramiento y ayudas de vital importancia para su sector.

Así lo interpreta también la Unión Europea. No en vano, la PAC supone la segunda mayor partida presupuestaria, con un 40 % del gasto anual de la UE, unos aproximadamente 50.000 millones de euros anuales. En España, el sector proporciona empleo a más de dos millones de personas y supone el 10 % del PIB.

¿De qué problemática partimos?

La Política Agraria Común es una iniciativa compleja formada por numerosas líneas de ayuda económica cuyos requisitos de acceso y solicitud han venido cambiando constantemente en los últimos años. Ese es, precisamente, uno de los tradicionales problemas de la PAC, su excesiva carga burocrática y lo difícil que puede llegar a ser conocer qué subvenciones existen, quiénes pueden acceder a ellas y cómo pueden conseguirlo.

No es el único problema al que se han venido enfrentando los agricultores y ganadores comunitarios en los últimos años. También la anteriormente citada volatilidad de los precios se ha convertido en uno de los ‘quebraderos de cabeza’ más importantes para quienes se dedican al campo. En este sentido, la PAC ha cambiado en numerosas ocasiones los criterios de concesión de ayudas y subvenciones, uno de los ‘caballos de batalla’ que incluso ha llevado a recientes cambios normativos.

Falta de empleo y crecimiento en las zonas rurales, desequilibrios territoriales entre los diferentes países de la UE o la amenaza del cambio climático son solo algunos de los retos a los que se enfrenta la agricultura.

Cuáles serán las claves de la futura PAC

Las políticas y medidas concretas que traerá la futura PAC son todavía un borrador en el imaginario colectivo de la administración comunitaria. Es cierto que no hay propuestas firmes sobre la mesa, pero sí han trascendido declaraciones en los últimos meses con las prioridades que se marca el comisario agrícola Phil Hogan.

  1. Una primera idea clave es que la Comisión Europea sabe que la PAC se está viendo lastrada por una burocracia “demasiado compleja y pesada para muchos agricultores”, que en ocasiones ni conocen la existencia de ayudas específicas para su ámbito de producción o, en el mejor de los casos, no saben cómo acceder a ellas. Ante esta situación, se plantea “simplificar” los trámites burocráticos y hacerlos más accesibles a todos los agricultores y ganaderos, especialmente a las pequeñas explotaciones.
  2. El segundo punto que ya se conoce tiene que ver con la eficiencia, innovación y competitividad del sector agrícola europeo. Es la respuesta lógica a la competencia del exterior, a la caída de los precios y los retos del cambio climático. En este sentido, se espera que la reforma de la PAC traiga consigo más ayudas específicas al I+D+i en el campo, por lo que el sector tecnológico también se verá beneficiado de la reforma de la PAC.
  3. Precisamente la sostenibilidad, el cambio climático y la producción ecológica es otro paquete de objetivos que ya se han venido planteando desde la UE y que también parece contar como prioridad a la hora de subvencionar las explotaciones agrícolas y ganaderas europeas de las próximas décadas.
  4. Unas décadas venideras que tendrán que venir marcadas, necesariamente, por un relevo generacional que es problema común para la mayoría de socios comunitarios de la UE. Por este motivo, se espera que el emprendimiento verde, la recuperación del entorno rural y la creación de empleo directamente relacionado con el campo cuenten también con políticas y partidas presupuestarias propias en la futura PAC.

Los interrogantes

A la espera de conocer los resultados de la macro encuesta realizada por la UE y de las conclusiones a las que se lleguen en las reuniones de los responsables agrarios que ya están teniendo lugar, son muchos los interrogantes que quedan sobre la mesa: ¿se dotará de mayor presupuesto a la PAC? ¿De qué manera se simplificarán los trámites burocráticos? ¿Cómo se afrontará el cambio climático o la presión de los productores extranjeros?

Mientras llegan las respuestas a estas preguntas, una idea queda clara: se avecinan importantes cambios en el campo europeo.