Consejos para el descubierto

Consejos para el descubierto

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Si la fiebre es un síntoma que nos avisa de una enfermedad, su equivalente financiero bien podrían ser los descubiertos en cuenta corriente. Y como tal síntoma hay que valorarlo, aplicando la terapia correspondiente. Por ello vamos a repasar con vosotros una pequeña guía de prevención y tratamiento de los descubiertos.

Vamos a darle una vuelta al concepto de descubierto, a sus posibles causas, a las consecuencias derivadas del mismo, así como a las distintas alteranativas de las que disponemos para evitarlos o, al menos, minorar sus efectos (costes incluidos).

¿Qué es un descubierto?

El descubierto en cuenta corriente es la situación financiera que se produce cuando se realiza una retirada de dinero sin que haya saldo suficiente, bien a través de reintegros por ventanillo, bien procesando distintos tipos de cargos (cheques, domiciliaciones, etc...).

El descubierto efectivo se correspondería estrictamente con esta situación, y son los que todos conocemos como números rojos.

Por otro lado tenemos los llamados descubiertos valorativos o técnicos, aquellos que que se generan como consecuencia de las distintas fechas de valoración atribuidas a los ingresos y reintegros en la cuenta corriente por la mecánica bancaria habitual. Por ejemplo lo que ocurre en el ingreso de un cheque en cuenta, con dos días hábiles de valoración, y retiramos dichos fondos por ventanillo antes de estos tengan lugar o bien contratamos un fondo de inversión sobre la marcha. Las consecuencias, como luego veremos, son distintas en uno y otro caso.

Lo que debemos tener claro es que el descubierto es una situación transitoria, irregular, y que genera una serie de derechos a favor del banco (banco que no está obligado a conceder descubiertos):

  • Devolver de forma inmediata el anticipo.
  • Pagar los intereses del descubierto.
  • Pagar las correspondientes comisiones bancarias.

¿Qué consecuencias tiene un descubierto? (I)

Un descubierto suele rebajar nuestra valoración crediticia. La tensión de tesorería que implica influirá en la percepción que los gestores, los analistas de riesgos del banco, las personas con capacidad de decisión en el mismo, etc...

Pero además tendremos que tener en cuenta que dicho descubierto, su recurrencia, su cuantía, se reflejaran dentro de los sistemas expertos del banco de análisis automatizado de riesgos (el llamado scoring/rating), lo que dificultará la concesión de las operaciones y encarecerá las mismas, incluso la mera renovación de una tarjeta o de un crédito preconcedido.

Por otro lado, dicho descubierto sólo será sostenible por el banco hasta cierto punto, de tiempo e importe, ya que llegará un momento en que la entidad nos cortará el acceso al mismo, no permitiendo más cargos en descubierto. Esto conducirá a devoluciones de cheques, de domiciliaciones, etc. Y en la información que se traslade al acreedor que nos los haya girado se le dirá que es por incorriente, lo que le hará conocer nuestro estado financiero y dificultará las negociaciones con ellos.

Además, dichas devoluciones, en el caso de efectos aceptados saltaran en el RAI, y en otro tipo de recibos domiciliados (financieras, telecomunicaciones, etc...) en otro tipo de ficheros de morosidad.

Pasado un plazo, sin necesidad de llegar a los 90 días (generalmente 60), nuestra entidad financiera comunicará el propio descubierto a dichos ficheros de morosidad, accesibles por otros bancos y proveedores, lo que supondrá el cierre del grifo crediticio por parte de terceros.

A los 90 días continuados de estar en descubierto, se considerará como un crédito dudoso, y en función del importe dicha situación de morosidad puede entrañar reclamaciones judiciales.

¿Qué consecuencias tiene un descubierto? (II)

Como os podéis imaginar, el descubierto tiene un coste, un coste financiero. En esencia dicho coste viene dado por las siguientes partidas:

  • Intereses por descubierto.
  • Comisiones por descubierto (vendría a ser el equivalente a una comisión de apertura crediticia).
  • Comisiones por reclamación de posiciones deudores (por la reclamación del descubierto).

Dichos costes vienen limitados legalmente para los consumidores, pero no así para las empresas. Conviene que tengamos claro cuales son los costes de nuestra entidad, sobre que saldos se calculan las comisiones, y cada cuanto se cobra la comisión de reclamaciones de posiciones deudoras, siendo el máximo aquello que figure en el libro de tarifas que deben tener colgado en la web (pero recordemos que puede ser menos).

No olvidemos que en el caso de los descubiertos valorativos no se pueden cobrar comisiones, sólo intereses deudores.

¿Por qué se originan los descubiertos?

Podemos encontrar dos grandes causas de la generación de descubiertos. La primera es una mala gestión financiera, que se pude concretar en una ausencia de un control adecuado de la tesorería, desconociendo los cargos que van a realizarse en un futuro, teniendo inmovilizados recursos que podríamos anticipar, estando disperso nuestro efectivo en múltiples cuentas, etc....

Por otro lado, la gestión financiera puede ser buena, pero los descubiertos responden una mala situación financiera de la empresa, bien debido a su propia estructura financiera (infracapitalización, fondos de maniobra negativos, etc...), bien por la maña marcha económica de la firma (no se vende, márgenes negativos, etc...).

Las soluciones, cómo podemos imaginar, son distintas para un caso y para otro.

Consejos en relación con los descubiertos

A continuación vamos con nueve consejos, trucos o soluciones en relación con los descubiertos.

  1. Tener un presupuesto de tesorería fiel es fundamental. Debemos conocer en cada momento nuestra situación actual de tesorería, así como el futuro más inmediato. Con las herramientas ofimáticas actuales y el acceso por internet a nuestras cuentas no hay excusas.
  2. Para ayudarnos en el punto anterior, conviene centralizar la tesorería, no contar con saldos ociosos. Usemos cuentas cuentas de barrido, cashpooling, etc...
  3. Intentemos establecer una política de pagos clara con nuestros proveedores, estableciendo días concretos de pago, que serán críticos en nuestro calendario.
  4. Si el descubierto se va a producir, avisa a la entidad bancaria, y consigue/negocia con ella el importe necesario (recuerda que no esta obligado a concedértelo). Los descubiertos imprevistos generan mucha peor impresión sobre nuestra capacidad gestora que este tipo de avisos.
  5. Si te conceden el descubierto, te exigirán un plazo de regularización. Cíñete al mismo.
  6. Si la solución se larga, habla con tu entidad y refináncialo antes de que salte en ficheros o caiga en dudoso.
  7. Podemos recurrir a pólizas de crédito como alternativa a las cuentas corrientes simples para evitar el coste del descubierto y tener la seguridad de un colchón crediticio. Su uso debe ser extremadamente consciente y para necesidades puntuales.
  8. Si los descubiertos vienen dados por una mala estructura financiera, no tiremos de póliza de crédito, seguramente deberemos reestructurar nuestro balance, recapitalizar la empresa con fondos propios o a largo plazo.
  9. Si los descubiertos están originados por una mala marcha económica de la firma, el problema no es financiero, y las solcuiones que tomemos de este tipo seguramente solo aumenten el problema a medio plazo. Las reflexiones deben versar sobre el propio negocio en sí mismo.

Es muy posible que tarde o temprano tengamos descubiertos. La diferencia estriba en si estamos preparados o no.