Las Tarjetas de crédito como palanca

Las Tarjetas de crédito como palanca

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Las personas tendemos a la simplificación, al encasillamiento. Y los profesionales, incluso los profesionales financieros. Si preguntas a muchos de ellos sobre qué es una tarjeta de crédito te dirán que un medio de pago. Pudiendo ser una respuesta correcta es una respuesta limitada, ya que olvida o deja en un segundo plano una realidad destacada. Y es que las tarjetas de crédito son una destacable palanca financiera para nuestros negocios.

¿Qué queremos decir con eso de palanca financiera? Pues que más allá del pago las tarjetas tienen otras muchas bondades, siendo una de ellas la financiación que conceden a nuestro actividad empresarial, muchas veces injustamente olvidada frente a las grandes operaciones de préstamo y crédito. Y, sin embargo, el uso adecuado de las tarjetas nos ayuda precisamente con la gestión de nuestro circulante, el principal caballo de batalla en en el día a día de las pymes.

Financiándonos a tipo 0

Empecemos por algo esencial pero que conviene recordar. La tarjeta de crédito clásica, en su modalidad de pago total a fin de mes, nos financia a tipo 0. Os podrá parecer poco, pero es un dinero y un alivio para nuestras cuentas de crédito o lineas de descuento, liberándonos recursos y simplificando nuestras vidas. En este sentido podemos emplear tarjetas de crédito para:

  • La gestión de los gastos de nuestros empleados, tanto de desplazamiento como de representación, evitando los anticipos de fondos propios que nos cuesten dinero o el enfado de los empleados por tener que adelantar ellos su dinero.
  • Las compras de aquellos proveedores que nos exigen riguroso contado pero que admiten el pago con tarjeta de crédito, mediante tarjetas corporativas ad hoc o tarjetas ordinarias para pymes y autónomos.

Difícilmente vais a encontrar un sistema más cómodo y más barato para financiar vuestro corto plazo. Pena de que los importes sean limitados y los plazos de financiación sean muy cortos, pero deberíamos aprovecharlo en la medida de sus posibilidades.

El crédito revolving, a manejar con inteligencia

Además del pago total a fin de mes tenemos la opción con las tarjetas de crédito del pago aplazado, también conocido como crédito revolving. En vez de cargarnos la totalidad de los pagos a finales de mes, la devolución se reparte en varios meses (una cantidad fija mensual, un % determinado del saldo dispuesto de la tarjeta, etc).

Esta financiación no es gratis, y su coste suele ser más elevado que el de una linea de crédito, un préstamo o un descuento de efectos. Además, debemos controlar muy bien las tarjetas que tengamos en este modo de pago, ya que los intereses combinados con la facilidad con que se acumulan los pagos, puede hacer que el saldo dispuesto de la tarjeta crezca.

Sin embargo, todo ello no impide que en ocasiones el optar por el pago revolving sea una buena opción. Si pensamos en pequeñas financiaciones muy puntuales, a muy corto plazo, es muy posible que pese a su tipo superior al de los préstamos o créditos compita fieramente con los mismos, al carecer de gastos de formalización (comisiones de apertura, gastos de formalización, etc).

A todo eso tenemos que sumarle la inmediatez, lo que nos ayudará estar centrados en el trabajo y puede evitarnos descubiertos, cuyos costes si que pueden ser muy relevantes, o devoluciones de pagos, con lo que eso puede implicar en nuestra relación con los proveedores.

¿Y si le vendemos una tarjeta a nuestros clientes?

Hasta ahora hemos visto como podemos usar tarjetas para financiarnos más y mejor. Pero, si nuestra empresa tiene ya un tamaño considerable, y contamos con una fuerte base de clientes, podemos ir un paso más allá y convertirnos en vendedores de tarjetas de crédito, en que el banco o entidad financiera emita una tarjeta de crédito con nuestro logo, una tarjeta que comercialicemos desde nuestros puntos de venta para nuestra base de clientes.

Más allá de cuestiones de imagen o de su inclusión en programas de fidelización, este tipo de tarjetas nos ofrecen importantes ventajas:

  • Facilitamos crédito de un tercero a nuestros clientes, o lo que es lo mismo, facilitamos que nos compren nuestros productos sin comprometer capital propio.
  • Los costes de cobro de estas tarjetas son nulos o mínimos para nosotros (tarjeta de nuestra marca, emitida por una entidad financiera X que además nos pones los TPV en los comercios).
  • Por las compras que nuestros clientes realicen en otras empresas podemos negociar algún tipo de ingreso financiero.

Así que, la próxima que os digan que una tarjeta de crédito es un medio de pago recordad que, realmente, es mucho más que eso.